Opinión: Composición VII de Wassily Kandinsky

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Si tratamos de ubicarnos en el tiempo y espacio cuando esta obra fue terminada, no solo tendríamos que  viajar más de 100 años al pasado y ubicarnos en Europa pre primera guerra mundial, estamos hablando de los primeros vuelos en avión, los primeros carros hechos en producción masiva y  la expansión del uso de la fotografía, la cual influencio mucho en el futuro de la pintura. Una época post impresionista en términos artísticos.

Es difícil imaginar como un estudioso de leyes y economía abandona ciencias tan complejas y un futuro tan prominente. Si el día de hoy es difícil decirle a tus papás (o que tu hijo te diga) que vas a dejar  tu carrera para dedicarte al arte, como sería a finales del siglo XIX. Quien iba a imaginar que años más tarde Wassily Kandinsky habría terminado una de las más importantes obras de arte abstracto de la historia “Composición VII”, una monumental e imponente pintura de 2 metros de alto por 3 metros de largo.

Influenciado por una exposición de Monet y su serie de “Haystacks”, sus primeras obras figurativas y de paisajes muestran pinceladas sueltas, como los impresionistas y un afán por el color. Composición VII mantiene esta tendencia de color de sus obras figurativas. Sin embargo,  ingresa al mundo del arte abstracto, donde la realidad plasmada en el lienzo es aquella que el artista crea y describe con colores y formas libres.

La obra es una composición rectangular dividida casi simétricamente  de forma diagonal por colores pasteles por el lado izquierdo y colores limpios por el derecho. Hay mucho trabajo de colores primarios y secundarios pintados en formas geométricas irregulares contrastados por sus colores complementarios o contrastes de saturación que van desde el colores apastelados casi al blanco hasta llegar al color negro.

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Podría atreverme a decir que las formas y colores componen la obra de formas huracanadas y envolventes hasta llegar al punto focal de la obra ubicado en el medio de la misma, donde las formas se vuelven más  pequeñas y vibrantes en relación al resto de la pintura así como un contraste mucho más marcado entre los colores.

Existen dos razones por las que elegí esta obra como mi primer artículo. En primer lugar porque es una de mis pinturas favoritas y fue la imagen que me acompañó  todo mi primer año en la escuela de arte pegada en mi bitácora de dibujos. Dicha bitácora aun la tengo con la imagen de la obra; y en segundo lugar, la elegí por su magnitud. Estar frente a una obra de la magnitud y tamaño de la Composición VII es una sensación y experiencia indescriptible. Aún no  he tenido la oportunidad de ver esta obra en vivo pero si he visto otras de estas magnitudes y yo tengo una obra de las mismas medidas,  por experiencia propia puedo decir que estar frente ellas es impresionante.

Así que si uno de estos días terminan paseando por Moscow no pierdan la oportunidad de visitar el State Tretyakov Gallery y ver una de las mejores expresiones abstractas de la pintura rusa.

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